Estas fiestas, regala...

historias vegetófilas

- Inspiración para todos los bolsillos -


Historias & Metáforas

No, no me refiero a La Invención del Reino Vegetal (aunque, ya que lo mencionas… no es un mal regalo, oye).

Pero seguro que tus conocidos y/o amistades con tendencias vegetófilas apreciarán un regalo con alguna conexión al mundo vegetal. Lo bueno es que la mayoría de veces ni siquiera hace falta gastarse un dineral; echarle un poco de tiempo (eso sí...) e imaginación puede hacer maravillas.

Estas son algunas de las ideas con las que voy a experimentar yo misma este año, por si os inspiran ;)

(... O por si estáis escribiendo la carta a los Reyes Magos, y queréis que se inspiren un poco para vuestros regalos)


¡Gastronomía de Cuarta Dimensión al Poder!

Un poco de arroz; una cebolla; una cucharadita de cúrcuma, un pellizco de pimienta negra; unas hojas de col troceadas; todo bien envuelto con instrucciones de uso para un risotto de col súper sencillo, y... una hoja (¿o tarjetas?) con las historias de los ingredientes. Detalles curiosos (“¿Sabías que existe un arroz africano distinto del asiático?” “¿Sabías que la col & familiares tienen un amargo distinto a los demás vegetales, y que algunas personas son capaces de detectarlo?”) que pueden darle ese toque personal y vegetófilo a algo que, en sí mismo, no cuesta nada.

Y, quien dice ingredientes para un plato determinado, dice “Caja de Maestr* de las Especias”: diez condimentos (un ejemplo podría ser pimienta negra, canela de Ceilán, cúrcuma, comino, clavos, nuez moscada, anís estrellado, jengibre, orégano, laurel), cada uno con un pequeño detalle sobre sus usos / tradiciones / significado...

O un Kit para Mezclas de Té (té suelto de varios tipos, más condimentos varios). Si a eso le sumas un poema zen vegetófilo (p. ej. de Matsuo Bashoo, cuyo apodo se refería por cierto ¡al bananero, Musa sp!), no me digas que no da el pego… O unos cuantos botes de aceite aromatizado casero (con clavos y laurel, con dientes de ajo y pimienta negra, con guindilla...).

O, si eres un poco cocinitas y tienes tiempo y ganas, preparar algún tarro de mermelada o sirope caseros, contando alguna historia sobre el/los vegetales empleados para prepararlos...

Los clásicos: joyas&perfumes

(Siempre muy socorridos con el sector femenino de la población)

Las plantas ofrecen innumerables ideas para regalar joyería. El ámbar (o los ámbares) nunca defrauda, pero también tenemos elementos pintorescos como la hierba dorada (Syngonanthus nitens) que yo he visto sobre todo en ferias, o la madera, ¿por qué no?

Después están los elementos más originales, como el tejido de chumbera (que vi a la venta en Salamanca, así que existe al menos en la península). Las semillas son siempre muy socorridas también. ¿Y pendientes a base de bordados o encaje de bolillos? Si el hilo es vegetal...

Sobre perfumes hay mucho escrito, pero conviene asegurar sobre la propia piel. Para acercarse a las notas aromáticas (vegetófilas y no vegetófilas) con un poco de historia, yo personalmente acudo a Olibanum.

Si os van más las fragancias 100% naturales, siempre puede apostarse, por ejemplo, por los aceites perfumados y/o por aceites esenciales (... ¿que no conoces la diferencia? No te preocupes, aquí tienes una explicación).

La verdad es que no he compuesto nunca un perfume con aceites esenciales, pero aquí he leído una receta para hacer uno con base oleosa; la verdad es que apetece...

Arte(sanía) con reminiscencias clorofílicas

Personalmente tengo debilidad por las obras cerámicas con impresiones vegetales; son facilísimas de hacer si uno sigue clases de cerámica, pero siempre puede uno darse un garbeo por los talleres cercanos, a ver si suena la flauta.


La hermosura es (también) vegetófila

Amantes del arte y la estética, hay opciones para todos los gustos.

Siempre se puede escoger a un autor especialmente conocido por sus afinidades estéticas vegetófilas, como Claude Monet (p. ej. la editorial Taschen tiene libros dedicados a él), y darle un giro aun más vegetófilo si cabe a su obra.

Otra posibilidad es ir a por los grandes artistas de la ilustración científica en la tradición occidental: Redouté, Ehret, los Bauer… o las grandes obras, como The Temple of Flora (también editada por la Taschen, si no voy equivocada. Echad un vistazo a algunos de sus “clásicos”, ay, qué dientes largos se me ponen…).

Hay muchísimos libros en inglés que son verdaderas joyas ilustradas (y con la ventaja de que la mayor parte del disfrute depende de la vista, y no de la comprensión del idioma). Esta es una lista de algunos de los que he encontrado en Amazon, algunos de los cuales tengo la suerte de poseer (los menos; los otros sencillamente y por ahora los deseo desde lejos). Por si os dan ideas.


Sea como sea, muchas de estas imágenes están libremente disponibles en internet, y pueden ser empleadas, por ejemplo, para imprimir tarjetas (¿felicitaciones de fiestas?), o camisetas, o lo que más apetezca (la mayoría pueden emplearse si no se hace un uso comercial de ellas, pero ojo, no está permitido lucrarse con las digitalizaciones ajenas…)

Aquí tenéis una diminuta selección de estas joyas artístico-científicas que pueden ser empleadas, para hacer boca:

Y si queréis una lista de libros publicados en la lengua de Cervantes, siempre podéis echar mano de la elaborada con la ayuda de lectores vegetófilos que muy amablemente me han sugerido títulos al respecto.

Una idea que se ha añadido a la lista es la de los libros para colorear; hay algunos vegetófilos, como El Jardín Secreto (Johanna Basford, MTM), o El Bosque Encantado (misma autora, misma editorial), que pueden ser interesantes y originales como regalo.


Por cierto que cualquier mención de editoriales y libros es desinteresada y como simple lectora (ahem, con la salvedad de La Invención del Reino Vegetal, como ya se sobreentiende).

Vegetal-mental, querid* Watson

Regalar una planta es lo más obvio, claro. Pero no me digas que no hay diferencia entre regalar una maceta del vivero o del supermercado sin más, o esa misma maceta con una historia sobre la planta. Y si te va eso de los regalos con un toque simbólico, ¿por qué no escoger la planta según su ‘significado’ en “el lenguaje de las flores”?


Otra posibilidad es regalar vegetales en potencia: semillas, o bulbos de alguna planta en particular. Puede hacerse un cajón de aromáticas, o de ornamentales, o de hortalizas... y acompañarlas de sus historias, algún detalle de cuarta dimensión.

Una tercera posibilidad es ¡regalar un árbol en adopción! Había leído tiempo atrás algo sobre una granja agrícola que dapa naranjos en adopción para salvaguardar sus naranjales, creo que es ésta. Aquí se tiene la ventaja de que tu naranjo produce, claro, y las naranjas son tuyas para hacer zumos, mermeladas, o lo que te apetezca. Pero seguro que pueden encontrarse (¿o impulsarse?) más iniciativas de este tipo...

En los Royal Botanic Gardens de Kew (Inglaterra), por ejemplo, tienes la posibilidad de regalar en adopción una semilla. Quizás suene tonto dicho así, pero... ¿y si os digo que se trata de semillas de especies en peligro de extinción? ¿Y que, adoptando una, ayudas a los esfuerzos de conservación de Kew? Para enamorad*s de la conservación vegetófila, no me digas que no es un regalazo... (los precios empiezan en £25).

Otro clásico: regalar una visita (o una suscripción anual, si lo contemplan) a un jardín botánico, si tienes la suerte de tener alguno por ahí cerca. En algunos organizan talleres y actividades varias (como en el Real Jardín Botánico de Madrid).

Todo puede reconducirse a los vegetales

Bueno, quizás todo no exactamente, pero casi, casi.

Así que, si ya tienes regalos comprados o pensados, seguro que puedes sacarles punta vegetófila de alguna forma.

¿Vestidos? Si son de algodón, de lino... puedes añadirles anécdotas sobre estos vegetales. (si son de seda, también, vía gusanitos-comen-morera, y cómo muchas moreras históricas están ligadas a la producción de seda).

Unos vaqueros se convierten en la excusa para contar historias de índigo; aunque la mayoría de tintes hoy en día son sintéticos, siempre pueden contarse historias de cuando sólo podíamos depender de plantas y animales para dar color a nuestros vestidos.

Cualquier botella de vino, champán, licor... está pidiendo una historia vegetófila como acompañante.

¿Un libro cualquiera? Cuenta historias de papel.

Y así, suma y sigue...


Y, si necesitas más ideas, dame un silbidito (escribiéndome un correo electrónico, por ejemplo); veré si se me ocurre algo. Si necesitas alguna anécdota vegetófila en concreto, intentaré ayudarte encantada.

(¿Has mirado ya en el e-book de anécdotas vegetófilas que te regalé cuando te apuntaste al club vegetófilo?* O en el blog, claro.)


*Si no tienes ese PDF, es que no me dejaste una dirección de correo electrónico para que te los enviase.

Pero siempre puedes hacerlo ahora:


... ¿has llegado hasta aquí sin saber, por un casual, de qué va esto?

Ahem, entonces no te preocupes.

Si no sabes quién soy, entonces puedes leer una biografía más 'tradicional' aquí. La más original, aquí.


¡Felices fiestas vegetófilas a tod*s!